lunes, 17 de diciembre de 2012

Transformación y muerte metafórica



Joven veterano, he vivido casi cualquier sensación y situación, mejores y peores. Un camino irregular, adverso por momentos y placentero en otras ocasiones. La tendencia de los últimos años ha sido como si un ciclo de mi vida muriese lentamente sin poder evitarlo. Una tendencia quizás negativa, pero transformadora a todos los niveles.  

El infortunio se abrazó a mí, sin darme tiempo a reacción. Un abrazo mortal que me privó de lo que más quería y adoraba, del espejo donde mirarme, de la estancia donde refugiarme. Era mi salida ante los problemas, era aquello que me enseñó lo bueno de la vida y me hizo crecer como persona. Ya no está, lo perdí, y un dolor punzante llenó mi alma hasta el extremo de sentirme perdido en el sendero de la vida, vacío. Tenía dos opciones: dejarme llevar y abandonarme a mi suerte o luchar e impulsarme por encima de las dificultades. Pero tenía que seguir adelante y recuperarme, buscar la luz en mi camino. Elegí la segunda opción. 

Lo anterior es reciente y estoy ahora en proceso de transformación, de regeneración mental y de abandonar lo marchito. Esa es mi vida, una continua 'muerte' metafórica y un 'nacimiento' en mí de algo mejor.  Como un camaleón mudando su piel para evolucionar. 

En peores momentos mejores soluciones. Todo en esta vida tiene un porqué, pero destino o no, de cada obstáculo he aprendido algo que me ha hecho evolucionar y trascender una parte de mí a un nuevo nivel. 

Pero yo tengo algo, un propósito, un objetivo, algo por lo que luchar y eso me da fuerzas cada día para seguir, para sostenerme, para superar el más arduo momento y sobrevolar por encima de lo material. Sobrevolar y llevar mi ser a un nuevo estadío. 

Tengo aquello por lo que luchar y soy afortunado por ello, porque una persona sin una meta por la que vivir, sin ilusión ni esperanza, no vive...

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